jueves, 20 de abril de 2017

Aprendizajes para el tratamiento de información en la sociedad del conocimiento  (1)

Hemos visto en el capítulo que las TIC pueden utilizarse como medios facilitadores del aprendizaje. Su presencia no solo influye en la mediación didáctica en los entornos presenciales, también determina y articula la construcción de los entornos virtuales. En el apartado anterior, precisamente al reconocer la conveniencia de utilizar ambos tipos en enseñanza presencial, también incidimos en cómo las TIC, por sus características, pueden favorecer la interacción entre aprendices y de ese modo potenciar una estrategia didáctica constructivista promovedora del aprendizaje colaborativo. 

Pero las nuevas tecnologías, desde la perspectiva de nuestra investigación, también nos merecen consideración como contenido. Precisamente este interés es del que se ocupa este apartado, de cómo nuestros estudiantes pueden mejorar el uso de las TIC en relación con los procesos propios de tratamiento de información y producción de conocimiento. 

Esta dualidad en el reconocimiento de las TIC como medios didácticos favorecedores del aprendizaje y como contenido pronto comprobamos que es más aparente que real. Cuando el estudiante desarrolla su competencia en TICD, al mismo tiempo mejora su competencia para aprender. En buena medida ese apoderamiento de las tecnologías como medios para el aprendizaje lo hace a través del desarrollo de su propia competencia informacional y digital. Area (2010), por ejemplo, al referirse a la necesidad de extender en la universidad una didáctica basada en el socio-construtivismo, apunta que «para que este tipo de metodología sea exitosa hace falta una condición previa e imprescindible: que el alumnado esté formado en competencias informacionales y digitales». Esta utilidad para el universitario en su formación se concreta en la capacidad para «buscar, seleccionar, construir y difundir conocimiento elaborado personalmente». No parece que este planteamiento difiera mucho del que se ha de tener en bachillerato. 

Es evidente que el profesorado tiene la obligación de impulsar el proceso de desarrollo competencial en TIC de su alumnado, apoyarlo, pero en último término el tránsito hacia el uso de esa tecnología como medio para el aprendizaje, como creación social y cultural, corresponde a los aprendices. En general, esa visión de apoderamiento de la tecnología por los ciudadanos vinculada a sus necesidades de aprendizaje inspira el paradigma TAC tal como expusimos en el apartado 3.2. A él nos remitimos para justificar, desde nuestra investigación aplicada, el propósito de apoyar el desarrollo de la competencia informacional y digital de nuestros estudiantes.
En este escenario dominado por la presencia de las nuevas tecnologías, las personas que no sean capaces de utilizarlas con eficiencia tendrán graves dificultades para acceder a la cultura y al mercado en la sociedad del conocimiento que está construyéndose en estos momentos (Area y Pessoa, 2012: 14-17). 

En cierto sentido resulta paradójico que al tiempo que se dispone de más medios para acceder a la información, en cambio, resulte más complejo procesarla. Esta saturación informacional (infoxicación) provoca en muchos sujetos una visión de la realidad confusa, ininteligible. Por tanto, ahora más que nunca, es necesario navegar por las redes, buscar información, seleccionarla conforme a criterios de utilidad, analizarla críticamente y reconstruirla, comunicarla a otros... Y quienes no estén en condiciones de hacerlo con eficacia tendrán dificultades para la promoción en el mercado laboral, también ejercerán en peores condiciones los derechos que en otros ámbitos de la vida les corresponden como ciudadanos (Area, Gros y Marzal, 2008: 40-41; Gros y Contreras, 2006; Niemeyer, 2006).


ACOSTA BARROS y GONZÁLEZ SOTO. 2014

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