HISTORIA DE LA COMUTACIÓN (4)
Historia de la computadora, desde el ábaco hasta el procesamiento en paralelo (4)
A) El uso de tarjetas perforadas por Hollerith
Un paso hacia el cómputo automatizado fue la introducción de tarjetas perforadas que se usaron para computar, por primera vez con éxito, en 1890 por Herman Hollerith y James Powers, trabajando para el Departamento del Censo de los E.U. Juntos desarrollaron dispositivos que podían leer la información que se había perforado en las tarjetas automáticamente, sin la intermediación humana. Se redujeron los errores de lectura y el flujo del trabajo aumentó, y se pudieron usar pilas de tarjetas perforadas como una forma de almacenamiento de memoria accesible de capacidad casi ilimitada; además, diferentes problemas podían guardarse en diferentes lotes de tarjetas para trabajarse más adelante cuando fuera necesario.
Estas ventajas fueron reconocidas por las corporaciones con intereses comerciales y pronto llevaron al desarrollo de sistemas mejorados de máquinas de negocios de tarjetas perforadas como los de Máquinas Comerciales Internacionales (International Business Machines - IBM), Remington-Rand, Burroughs, y otras corporaciones.
Estos sistemas usaban dispositivos electromecánicos en los que el poder eléctrico proporcionaba el movimiento mecánico--como el girar de las ruedas de una máquina sumadora. Tales sistemas pronto incluyeron rasgos para alimentar automáticamente un número específico de tarjetas desde una estación de lectura; para realizar operaciones como sumar, multiplicar, y ordenar; y producir tarjetas perforadas con los resultados. Según las normas modernas, las máquinas de tarjetas perforadas eran lentas, procesando normalmente de 50 a 250 tarjetas por minuto, con tarjetas conteniendo unos 80 números decimales. Sin embargo, para su tiempo, las tarjetas perforadas estaban muy adelantadas y constituyeron un enorme paso.
B) Computadoras Digitales Automáticas
A finales de 1930, las técnicas de máquinas de tarjetas perforadas se habían establecido bien y eran fiables, y algunos grupos de investigadores se esforzaron por construir computadoras digitales automáticas. Una máquina prometedora, construida de partes electromecánicas normales, fue construida por un equipo de la IBM liderado por Howard Hathaway Aiken. La máquina de Aiken, llamada la Harvard Mark I, manejaba números de 23 lugares decimales (palabras) y podía realizar todas las cuatro operaciones de la aritmética. Es más, tenía programas especiales en su arquitectura, o subprogramas, para manejar logaritmos y funciones trigonométricas. El Mark I se controlaba originalmente por medio de una cinta de papel perforado sin la provisión para la inversión (devolverse), de forma tal que instrucciones de "transferencia de mando" automático no podían programarse. La información de salida se registraba en tarjetas perforadas y máquinas de escribir eléctricas. Aunque el Mark I de la IBM usaba ruedas de contar como componentes importantes además de paradas electromagnéticas, la máquina fue clasificada como una computadora de parada. Era lenta, requiriendo de 3 a 5 segundos para una multiplicación, pero era totalmente automática y podía completar cómputos largos. Mark I fue la primera de una serie de computadoras diseñadas y construidas bajo la dirección de Aiken.
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