Los inagotables paradigmas
Tanto quienes se dedican a estudiar e investigar los hechos y fenómenos físicos como quienes se dedican a los de tipo social se consideran científicos, siempre que unos y otros operen con rigor y sistematización.
No obstante, antes de seguir, no debemos olvidar que existen diferentes concepciones sobre la realidad social, que afectan al proceder del investigador y nos permiten trabajar con unas bases programáticas y paradigmáticas en ciencias sociales y en la investigación educativa, y que es necesario mínimamente apuntar.
A la vista de estos planteamientos está meridianamente claro que la interpretación dualista del mundo existe, continúa. Negarlo sería una temeridad y una mala solución para la ciencia, “el enfrentamiento” entre posiciones es la vida de la propia ciencia. Es lo que permite avanzar al conocimiento porque representa el estímulo del quehacer científico por afinar cada vez más sus contenidos aceptados y modificar aquellos en los que se van incrementando las inconsistencias.
Por otra parte, se ha asumido la unidad epistemológica al aceptar tanto el positivismo, como los posicionamientos emergentes (no positivistas con denominación es de complementariedad, no de exclusión como lo es la denominación “antipositivista”), en tanto que vía de acceso al conocimiento, al menos en ciencias sociales; con lo cual, la cuestión metodológica es una alternativa de adecuación, coherencia y viabilidad técnicas en relación con la finalidad de la investigación que se puede regir por criterios ideográficos o nomotéticos dependiendo de la amplitud del grupo objeto de estudio y su posibilidad de generalización.
Cualquier investigador que se precie debe exponer, en primer lugar, cuales son los presupuestos de los que parte al abordar un proceso de investigación, con ello lo que se pretende es informar a la comunidad científica de su forma de proceder y de que forma entender las conclusiones a las que pueda llegar. Lógicamente esta declaración permite identificar, por afirmación o defecto su posición dentro de las corrientes existentes del trabajo que se presenta y cuyos supuestos de partida orientan el trabajo y señalan el itinerario de dicha investigación. En estos momentos el término más empleado es el de paradigma (Khun), entendido como “realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”. Shulman, por su parte, define al paradigma como las concepciones de los problemas y los procedimientos que los miembros de una determinada comunidad de investigación comparten en función de los cuales realizan sus investigaciones y ejercitan su control”.
Prácticamente todos los investigadores, epistemólogos y metodólogos se han preocupado por definir, caracterizar y señalar las notas características de los paradigmas. Unos de los primeros, en nuestra literatura, fueron Cook y Reichardt quienes arrogaron al paradigma como guía las siguientes notas:
- Indica cuales son los problemas y cuestiones importantes son las que se enfrenta.
- Orienta hacia el desarrollo de un esquema aclaratorio de tipo conceptual y abstracto (modelos y teorías) en donde situar esas cuestiones y problemas en un marco que le permitirá al investigador intentar resolverlos
- Establece los criterios para el uso de “herramientas” apropiadas de investigación (metodologías, instrumentos, tipo y forma de recogida y tratamiento de los datos)
- Proporciona una epistemología y una ontología sobre las que las tareas precedentes pueden asentarse como principios organizadores del “trabajo normal” de la disciplina en la que el investigador se ubica.
En la actualidad y dentro de nuestro campo de estudio, la investigación educativa, se admiten tres paradigmas: el empírico, el interpretativo y el sociocrítico.
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