jueves, 18 de mayo de 2017

FUNCIONES Y TAREAS DEL FORMADOR

2.2.2. Funciones y tareas  
Antes de entrar en un análisis detallado al respecto, conviene recordar que, en mayor o menor grado, sus funciones pueden concretarse en lo siguiente: 


• ofrecer diferentes tipos de formación relacionada con la satisfacción de necesidades específicas, ya definidas por otros profesionales (o conjuntamente con ellos) u otro departamento de formación, tanto interno como externo de la institución; 
• definir, diseñar y ajustar los cursos de formación de acuerdo a los grupos de aprendizaje; 
• impartir el curso de formación de acuerdo a la programación previamente establecida (esta programación no es predictiva, sino meramente prescriptiva); 
• diseñar los materiales didácticos necesarios en relación al desarrollo de las actividades previstas; 
• evaluar la formación impartida, implicando los instrumentos de evaluación para recoger la información necesaria. 

Aparte de esta especificación, la mayoría de los estudios definen el papel del formador en torno a cuatro competencias base (Bunk, 1994; Liepmann, 1992)
 
competencias tecnológicas,
competencias docentes (psicopedagógicas), 

competencias en el trabajo y
competencias sociales.

No obstante, en un estudio de Danau (1991:53) nos destaca que:  “aunque los formadores eran conscientes de la importancia de las competencias sociales, las habilidades interpersonales, etc. una mayoría de los que querían desarrollar su perfil o cambiarlo, prefirieron mejorar el componente tecnológico... se habían convertido en profesores debido a su alto grado de conocimientos y experiencias técnicas (eran buenos artesanos) pero no se identificaban así mismos como profesores. Otros creían que convertirse en profesores era importante, pero solamente como una etapa temporal en la evolución de su tarea”.

Si analizamos estos datos a la luz de nuestros resultados, “el formador se encuentra ante el dilema de ser un técnico y pedagogo con competencias sociales, pero la tendencia actitudinal es seguir siendo un técnico que transitoriamente se dedica a la formación... No será que todos estos datos se infieren de los formadores en servicio que no han tenido (quizá tampoco han querido) una formación inicial adecuada como tales” (Cifo, 2000:168).

Sea como fuere, conviene resaltar algunas competencias concretas, más allá de lo expresado, en aras a una mejor conceptualización de este profesional. De nuevo recurrimos a la familia profesional de la Docencia e Investigación, en lo relativo al formador que propone el INEM. En ella se especifica con carácter general que el formador…

 “desarrolla de manera sistemática y planifica acciones de formación con vistas a la adquisición de competencias profesionales de los destinatarios, en el marco de una política de formación. Programa su actuación de manera flexible coordinándola con el resto de acciones formativas y con los demás profesionales de la formación. Implementa las acciones formativas, acompaña y proporciona orientaciones para el aprendizaje y cualificación de los trabajadores. Evalúa los procesos y los resultados del aprendizaje para mejorarlos y verifica el logro de los objetivos establecidos. Analiza el propio desempeño y los programas desarrollados. Incorporando los cambios en los procesos de formación según las exigencias del entorno, contribuyendo a la mejora de la calidad de formación” (INEM 1996:101)

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