1. Los responsables de formación.-
En este colectivo se integran aquellos profesionales de distinta procedencia (antiguos formadores, directivos que han adquirido competencias en materia de formación, pedagogos, psicólogos, etc.) y, aunque el marco de referencia no está perfectamente definido, se caracterizarían fundamentalmente por elaborar planes de formación y de su gestión.
Suelen actuar, al menos, en dos campos de intervención diferenciales como lo son el pedagógico-didáctico y el pedagógico-organizativo. En el primero, se ocupan de actividades orientadas a la elaboración de planes de formación tales como la detección de necesidades, la formulación de objetivos, el diseño de estrategias metodológicas, la elaboración de la temporalización y el diseño de evaluación. En el segundo, concretado en la gestión, realizan acciones tales como la negociación con agentes sociales, las relaciones con las fuentes de financiación, el establecimiento y control de las condiciones conducentes a la certificación y a la validación de la formación, la asesoría y la orientación.
La nota distintiva, pues, del resto de las categorías señaladas es la no- interacción directa con los grupos de aprendizaje.
En el ámbito no formal, por ejemplo, no siempre existe o está presente esta función, sobre todo en empresas o instituciones de formación de tamaño pequeño o medio, donde es desarrollada por organismos externos (asesores). Cuando existe como tal, no siempre se le reconoce, por cuanto se le asocian otras funciones; de manera que fácilmente es asimilable la función de responsable de formación a la de responsable de personal, verificándose situaciones muy diversas y variopintas, desde un ingeniero que accede al Departamento de formación, hasta un directivo (gerente, por ejemplo), clásico gestor de la función personal, ocupando la plaza en espera de jubilación.
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