1. Los responsables de formación.-
1.2. Funciones, tareas y competencias:
Es difícil reflejar el conjunto de funciones y competencias que podemos encontrar en este conjunto de profesionales, ya que oscilamos, a la hora de caracterizar este perfil, entre una cierta inexistencia a una relativa oficialización, tanto en el ámbito formal como en el no formal.
Sin pretender en este momento recaer en todos los casos implícitos que ello comporta, interesa, más bien, caracterizar las funciones y competencias de estos profesionales, porque, además, con independencia de la dificultad de concreción, representa este colectivo nuevas perspectivas y oportunidades para el desarrollo y promoción de otros profesionales (instructores, enseñantes, profesores, tutores, etc.).
Con carácter general, podemos apuntar que en la medida que estos profesionales son los mediadores entre los objetivos de la institución y la formación, entre el medio y la formación, deben asegurar el encuentro entre los objetivos generales de tal institución, y la puesta en marcha de la formación.
En este sentido, partiendo de una primera idea y en palabras de Germe (1991), los responsables de formación contribuyen a la definición de las necesidades de formación.
Esta definición supone no sólo una buena comprensión de la política institucional, de los objetivos generales, de su evolución, sino también un conocimiento profundo de las técnicas de análisis del empleo y del trabajo.
Esta definición supone no sólo una buena comprensión de la política institucional, de los objetivos generales, de su evolución, sino también un conocimiento profundo de las técnicas de análisis del empleo y del trabajo.
En segundo lugar, los responsables de formación deben contribuir igualmente a la concepción de la formación que será realizada dentro y fuera de la institución laboral o formativa. Esta función conlleva la selección de la mejor oferta de formación que responda a las necesidades previamente establecidas.
En tercer lugar, han de contribuir a la evaluación de la formación, aunque esta función sea menos frecuente porque las metodologías de evaluación están menos desarrolladas.
Por último, y simultáneamente a todo lo anterior, hay que considerar la gestión de la formación. De hecho, dichos profesionales han de organizar la formación y velar por su correcto desarrollo.
Las tareas y competencias puestas en juego por los responsables de la formación profesional son de dos tipos: el primero, tendría que ver con las técnicas propias de la definición, concepción y puesta en marcha de la formación, y el segundo, más ligado a la gestión y particularmente a la gestión de recursos humanos.
Desde este último planteamiento de la gestión de formación pueden concretarse las tareas siguientes:
• inventariar las necesidades formuladas por la dirección y considerarlas en términos de formación;
• comparar la formación con otras medidas (tales como la selección, el plan de carrera, los sistemas de gratificación, la reconversión, etc.) para lo que hay que encontrar soluciones a ciertos problemas;
• elaborar un plan de formación que tenga en cuenta las características de los destinatarios de la formación;
• definir la relación que existe entre las situaciones de formación en el puesto de trabajo y fuera del trabajo;
• si la opción elegida es la formación durante el trabajo: ofrecer las condiciones organizacionales, personales y los recursos necesarios para tal cometido; si la opción elegida es la formación fuera del trabajo: analizar el mercado de trabajo permitiendo ofrecer una solución óptima implicando un análisis de coste- beneficio, y la elección de actividades de formación claves para el objetivo perseguido;
• determinar el valor intrínseco de la formación en relación con el valor para la práctica del trabajo.
Cabe, por último, en el planteamiento que estamos realizando en este apartado, reparar en lo que nos propone el INEM (1996:81) cuando aborda las competencias profesionales de la familia profesional de Docencia e investigación, y específicamente las refiere a las competencias del gestor de formación que:
“...organiza y coordina el dispositivo de formación, utilizando técnicas de planificación, asignación de objetivos y control; garantizando la consonancia de las actividades de formación con la estrategia global y la política de formación de la empresa. Estando al día de los progresos y evolución del mercado de trabajo, manteniéndose en contacto con las organizaciones y entidades externas y negociando con proveedores y usuarios de la información para adecuar e integrar el servicio de formación de la entidad a la evolución, cambios y demandas del entorno. Analiza los resultados de la gestión de los recursos y actividades de formación para la optimización de la oferta formativa”.
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